viernes, 8 de mayo de 2015

COMPARTIENDO KILÓMETROS

Si nos metemos de lleno a estudiar sobre este deporte, no podemos negar el carácter individual que conlleva correr. El afán de superar a aquél que tenemos delante es la esencia misma del atletismo. Además, ¿quién no se ha puesto en la situación de considerar su peor rival (y que más satisfacción le aportaría batir) a su propio compañero de entrenamientos?... sin ninguna maldad, y es que este es un deporte, como ya habíamos comentado, eminentemente de triunfos individuales.
¿De verdad siempre es así? ¿Qué ocurre entonces en nuestra mente cuando se organiza una carrera en la cual vale tanto mi marca como la de mis compañeros? ¿y si todo suma?
Existen competiciones por equipos, como los campeonatos de España de campo a través, de media maratón o por federaciones autonómicas. Donde te creas una identidad grupal a dentro de un montón de personas que corren juntas…pero aún hay otra modalidad mejor, los relevos. Por supuesto estamos cansados de ver a los de 4 x400 o 4 x100, donde entre los jamaicanos y estadounidenses nos hacen vibrar en el sofá. Eso nos queda lejos. A nosotros, realmente nos llena formar parte, recibir el testigo y correr, sabiendo que estamos contribuyendo a algo más grande que nuestro propio ego….un ego multiplicado por 6.
Hace unos días corrí con mi equipo, el Serrano Club de Atletismo, el Ekiden Valencia. Se trata de una maratón por relevos y se divide en 6 personas con las distancias y el orden siguiente: 5000, 10000, 5000, 10000, 5000, 7.195.
Foto de grupo con mis compis del Cárnicas Serrano (foto de FedeFotografía)

A priori era una carrera de compromiso, no había premios económicos, llevaba una semana con bastante carga de entrenamientos y además estaba a una semana del campeonato de España de media maratón (uno de los objetivos del año)…pero qué queréis que os diga, disfruté como una enana animando a mis compañeras (a mi me tocó el último relevo), trotando de un lado a otro bajo un sol abrasador y descontando minutos para saber a qué hora me iba a tocar colocarme en línea de salida para recoger una banda de tela (el tasuki o relevo) que me pasaría la quinta relevista y arrancar mi última posta.
Es una sensación como de electricidad, yo que soy una persona acostumbrada a enfrentarme desde la soledad del fondista a las adversidades de competición, aquella que notaba desde el momento en que dí un paso al frente  y me coloqué en la zona del paso de relevos. Empezaba mi turno, mi carrera y momento y todas dependían de mi a partir de ese instante…se lo debía a mi equipo porque confiaban en mi (o en mis piernas).
Últimos metros de mi relevo (foto De Hastphoto)

Así que empecé a correr, piernas livianas, rebosantes de fuerza y energía, aquella que te brinda la motivación de sentirte parte de algo. Las ganas me podían.
Puedo decir que me encanta este deporte en todas y cada una de sus vertientes. Pero cascarme con ese calor, adelantando a gente, haciendo todas las eses inimaginables, subiendo y bajando, girando 180º y metiéndome por tierra, una pedazo de contrarreloj…eso sí que mola.
En meta (foto de Alexis)

Al final, pues mira, no ganamos. Pero me quedo con una mañana espectacular, rodeada de mi familia del Cárnicas Serrano y sensaciones buenísimas con risas aseguradas. Compartiendo experiencias y esfuerzos para lograr un objetivo común, eso es lo grande del atletismo, por eso, a pesar de que no crucé la primera la meta…nosotras nos llevamos también el triunfo. De eso estoy segura.

 
Y fin, celebrando "nuestro" triunfo (foto de FedeFotografía)